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Arquitectura en Uruguay 1945 -1985.

La investigación corresponde al Régimen de Dedicación Total en la Udelar. Busca establecer vínculos verificables entre los arquitectos, las propuestas y el pensamiento con otros ámbitos tales como la economía y la política, interactuando a su vez con las circunstancias mundiales. Frágil como una tela de araña, pero también igual de eficiente, el tejido que se va desplegando permite capturar los principales casos, episodios o acontecimientos en la sincronía, estableciendo relaciones múltiples. A su vez la trama permite revelar la importancia diacrónica de temas significativos para la disciplina.

El recorte histórico propuesto se inicia con un nuevo Plan de Estudios en la Facultad de Arquitectura que pretende poner al arquitecto al servicio de la sociedad. Se inicia también con la aplicación de la Ley de Propiedad Horizontal que proporcionó un campo de experimentación proyectual y técnico destinado a la vivienda de clase media. Nuevos materiales de construcción se experimentaron en el marco de un contexto marcado por la dispersión y enriquecimiento de los recursos formales del International Style. El ciclo económico favorable para las inversiones inmobiliarias fue uno de los motores para la concreción de nuevas formas de producción. 

El gran despliegue de la construcción que tuvo lugar en los años 60 y 70 incluyó la obra pública más importante del país y los principales edificios en altura de la Rambla de Pocitos, del centro de Montevideo y de Punta del Este. El racionalismo estructural, la valoración escultórica del sistema portante y el respeto por las cualidades constructivas de los materiales, la noción de la arquitectura como obra colectiva, la integración de las artes, la obsesión por la geometría y las proporciones, fueron en estos años la agenda de los arquitectos.

Paralelamente, el país asistió a sucesivas crisis sociales, económicas y políticas que desembocaron en revueltas sindicales, lucha armada y represión militar. La cultura arquitectónica no fue ajena a estos conflictos y una Facultad muy politizada fue escenario de los debates disciplinares más importantes de la época. Entre ellos emergió el problema de la vivienda económica, que determinó la sanción de la Ley de vivienda en 1968 y un masivo interés de los arquitectos en la producción de espacios domésticos bajo la modalidad cooperativa. 

La dictadura significó un duro golpe para quienes veían en la arquitectura un medio de compromiso político, situación que afectó irreversiblemente la vida en la Facultad. Muchos se fueron, pero muchos otros se quedaron. El gobierno militar alentó la especulación inmobiliaria y los manejos financieros permitiendo el crecimiento de las empresas constructoras y la explosión constructiva en la costa de Montevideo y los balnearios. 

La crítica internacional comenzó a minar las bases ideológicas de la arquitectura moderna y su utopismo social, abriendo una nueva agenda de problemas que se consolidó a comienzos de los años ochenta. La reconsideración de la arquitectura del siglo XIX y la arquitectura popular, el patrimonio y la ciudad histórica fueron entonces los nuevos problemas de la disciplina, apoyado en la construcción del discurso latinoamericanista. 

El fin de la dictadura y la recuperación democrática marca el fin del periodo de estudio. Entre 1950 y 1985 se fue estableciendo un escenario complejo, polarizado por opciones políticas y disciplinares. En esos años se desarticularon ideas y surgieron nuevos fundamentos, es allí donde se buscan las raíces de las valoraciones posteriores, el inconsciente de la arquitectura del Uruguay contemporáneo.

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